viernes, 7 de septiembre de 2007

Nube de noviembre


Te seguiré a donde vayas nube de noviembre, por fin entendí que de ti depende mi pequeño mundo.



Te seguiré hasta que se me quede el suelo que andar, el mar que navegar, el cielo que cruzar, las fuerzas para seguirte y sangre para quererte.



Tu, mi pequeña nube de noviembre, siempre vivirás en mi.

Todo para nada


Uno a veces intenta llorar. Y las lágrimas no estan. Siente su corazon parcialmente atenazado, anestesiado, no es capaz de llorar a pesar de que quisiera. Ni de gritar a pesar de que le aliviaría. Internamente vive fuera de si, sin controlar la capacidad de regir su propio cuerpo. Intenta refugiarse del mundo en busca de expulsar esas sensaciones que trata de sacar a golpe de sollozo y que se empeñan en sentirse no maduras para independizarse de tu cuerpo.



Solo nota cierto frío que le retuerce a su persona en un escalofrío incontrolable a pesar de que sus manos sudan y el calor es patente.



Otras veces no puede para las lágrimas como si el grifo se hubiese desajustado, sin poder llamar a nadie que pare que pueda vivir. No puede dejar de gritar a pesar de que quiere sublevarse con silencios, que quiere enterrar lo que vive sobre toneladas de silencio mortecino



No se puede para de sentir. Ni cuando estas muerto. Creo que hasta que hasta la ausencia de sentimiento supone sentir.



Y sin embargo, en la anarquia corporal que te invade de no poder controlar tus emociones solo por tu salud y tu aspecto, nadie trata de serenarse y dominarse. El autocontrol es algo que está mal visto. Está mal visto no querer llorar ante la persona que te saca el corazón tan solo para ver como es un ventrículo, está mal visto gritar te quiero cuando el cuerpo te pide hacerlo a pesar de todo.



Indomita, rebelde, absurda... la emoción nos domina y nosotros nos dejamos pensando que es sabio.



A veces rebelarse contra el rebelde no es tan terrible.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Septiembre


La vida sigue teniendo ese sarcástico humor tan terrible que hace que los días sean completamente azules a pesar de que para mi son grises. De un profundo color gris.



Dentro de mi, intento rehacerme del malestar de la pérdida de un amor, porque sé que la vida tiene que darme más días de satisfacción que de postrera agonía, al fin y al cabo el purgatorio, tiene que tener su sitio de satisfacción dentro de su profunda tristeza.



Es muy pesado levantarse por las mañanas y tener que luchar con todo y con todos, sin embargo, no nos engañemos, la satisfacción de verme hundida es algo que no pienso dar a ver en este circo informático, es posible que haya caído, pero mi tristeza es más literaria que personal. Alguna finalidad tenía que tener.



No me gusta nada de lo que me rodea, ni mi ropa, ni mi cuarto, ni los colores que adornan mi visión conceptual del mundo. Así que despues de trabajar he decidido salir a pintar, salir a pintar de colores oscuros los jardines florecidos, pero en mi cuaderno aparecen yermos por el frío, de pintar naturalezas dormidas, animales ausentes.



Ya está aqui septiembre...



- Ya estas aquí querida.



-Lo prometido es deuda, Plutón, he vuelto.



-Este es tu hogar, no lo olvides. No me hagas salir a buscarte.



-No lo haré.